El proyecto esta avalado por la Delegación de Misiones de la Diócesis y el Obispado de Getafe, y consiste en financiar el Comedor Infantil –Casa de Acogida para niños de la calle, en Camaná, departamento de Arequipa, Perú.
Camaná es un pequeño pueblo en el sur del Perú, en el estado de Arequipa. Se halla en la costa del Pacífico a muy pocos kilómetros de Chile y a 190 kilómetros de la ciudad de Arequipa que es la segunda en importancia en Perú, después de Lima.
Es esta una zona principalmente rural. La población que trabaja lo hace en la agricultura, contratados día a día, con una inseguridad y un sueldo del todo insuficientes para cubrir las necesidades mínimas.
La familia está muy desestructurada, puesto que los padres pasan todo el día buscando algo para comer, lo que supone que los niños un poco mayores han de responsabilizarse de sus hermanos más pequeños, con el consiguiente absentismo y abandono escolar.
Por este motivo muchos de estos niños, que pasan el día solos, acuden diariamente a este comedor infantil como única alternativa diaria para conseguir alimento. Para la gran mayoría ésta supone su única comida al día.
¿Por qué? Porque a ellos les falta todo lo que a nosotros nos sobra y sólo les sobra la pobreza, la incultura, la marginación y la explotación. Es una oportunidad inigualable de practicar y enseñar a los demás el evangelio y esta vez no solo mediante la palabra.
Porque tuve hambre y me diste de comer…porque tuve sed y me diste de beber…porque estaba enfermo…porque estaba desnudo… porque no sabía leer ni escribir ni podía defender mis derechos como persona, ni ser libre.
“Unidos por nuestra Madre”, Estas sonrisas no tienen precio, pero todos podemos contribuir a mantenerlas”, “Ellos son las joyas de tu corona”
Estos son los lemas del mural, elaborado para la divulgación del trabajo que se está realizando en el marco de nuestra Corona Social, y que fue presentado como ofrenda de la Congregación en la Eucaristía de la Coronación el Domingo de Pentecostés día 19 de Mayo de 2002.
Ella debe ser nuestro lazo de unión para que estos niños, “afortunados” por poder recibir una comida diaria, no dejen de recibir nuestro apoyo, nuestro cariño y nuestra solidaridad de forma constante. Esa comida diaria que para nosotros es algo “tan normal” que ni reparamos en ello, para ellos es esencial hasta el punto que guardan la mitad de la ración que reciben para poder compartirla con sus familias. A ellos les falta todo lo que a nosotros nos sobra y nuestra ayuda es una buena forma de poner en práctica lo que dice el evangelio: “…por que tuve hambre y me diste de comer…. por que tuve sed y me diste de beber…”
Ese lazo que hemos creado debe responder a un compromiso serio, el estar “Unidos por nuestra Madre” se debe reflejar en acciones concretas de colaboración, ya que no debemos olvidar que estos niños son nuestro objetivo como Corona Social de la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles y “mantener las sonrisas de estos niños no tienen precio, pero todos podemos contribuir a mantenerlas”. También deberíamos recordarles en nuestras oraciones para que la Virgen de los Ángeles les fortalezca su espíritu y les ayude a salir adelante.
Al presentar el proyecto como Corona Social de la Congregación nuestra colaboración para el mantenimiento del comedor para niños de la Calle en Camaná, hemos ofrecido (y debemos seguir ofreciendo) una espléndida corona, cuajada de las piedras más preciosas y valiosas que podemos encontrar, esos niños, esas caras que hemos podido conocer a través de las fotografías que nos han enviado las religiosas que atienden el comedor, han formado en el acto solemne de la Coronación “las auténticas joyas de la corona” que hemos obsequiado a Nuestra Señora de los Ángeles.
“Puente de los Ángeles” .... entre Camaná y la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles
¿Alguno de nosotros quisiéramos imaginarnos a algunos de nuestros hijos sin nada de alimento que llevarse a la boca en todo un día? ¿En toda una semana? ¿En todo un mes? ¿En todo un año? ¿En toda su vida?
Desconozco la respuesta de todos y cada uno de vosotros, la imagino, y…estoy seguro que en algún momento de nuestras vidas hemos orado en silencio ante la imagen de nuestra queridísima Virgen de los Ángeles para pedirle el bien para los nuestros, para pedirle consuelo y bienestar.
Y…Ella, siempre ha estado, está y estará a nuestro lado, así que no olvidemos darle las gracias por todos los bienes que nos concede, no sólo pedirle.
Creo personalmente que Ella está siempre cerca, en nuestras casas, en nuestros corazones, en nuestros problemas, en nuestros dolores, en nuestras alegrías, aunque Ella también debe pensar que nosotros debemos concederle algún que otro bien.
Quizás por ello, desde mi primera experiencia en la India a donde he viajado en numerosas ocasiones y donde he podido comprobar, de primera mano, la más absoluta miseria en la que viven sus gentes, sentí la necesidad que tiene el mundo de esa solidaridad que todos pregonamos y, que ahora está tan de moda, aunque poco se practica. Es entonces cuando me di cuenta que hay otro mundo más allá del nuestro, lejos de España, de nuestro Madrid, de nuestro querido Getafe.
Y como no hay nada en este mundo peor que la pereza decidí este año ponerme manos a la obra y dedicar mi tiempo libre, lejos de mi familia, de mis amigos, de mis seres queridos, a entregar un poquito de amor a todos aquellos que están tan necesitados de alimento material y espiritual.
Y…respondí que SÍ a nuestro Hermano Mayor, a José Luis Sacristán cuando me propuso la idea de viajar a Perú, a Camaná, a estar con aquellos niños que gracias a vuestra generosidad pueden comer y cenar cada día y sin la cual no tendrían alimento alguno disponible.
Os puedo asegurar que ha sido una experiencia maravillosa, estar con ellos, charlar con sus familias, visitar sus pobres casas hechas de caña de azúcar y sometidas a cualquier inclemencia meteorológica por leve que sea en medio de aquellos cerros de pura arena de desierto, me atrevería a decir que ver aquel panorama os aterraría a más de uno aunque por otro lado es apabullante ver la serenidad de aquella gente entre tanta pobreza y pidiendo a Dios que al menos, HOY les permita poder comer.
Desde el primer día que saludé a la Madre Eucaristía -priora del convento de Carmelitas de Camaná- supe que debía llevar de parte de todos vosotros un poco, mejor dicho un mucho de cariño, de generosidad, de afecto, de entrega, de amor, “muchos son los escogidos pero pocos los elegidos” y allá estaba yo como elegido, en representación de todos vosotros y he intentado entregar lo mejor de mí, si lo he conseguido será gracias a vosotros, y si no, que nuestra Virgen y su Hijo me perdonen.
Hoy, Ella está allí presente en el comedor de los niños a través de la imagen que llevé (podéis verla en las fotos) y que bendecimos junto al Padre Félix llenos de emoción, los niños le rezan cada día antes de tomar su alimento y también, como nosotros, le piden por sus familias y le dan gracias por su protección. Ese mismo día sentí aún mayor desgarro en mi corazón, recibí de todos cartas manuscritas de agradecimiento que están a vuestra disposición a través de la Congregación, bailaron para nosotros en señal de gratitud, sí, esos corazones pequeñitos en un pueblecito remoto del Perú os querían hacer llegar “sus gracias”.
Cuando he caminado solo por aquel “desierto” he pensado y reflexionado sobre cuan ignorantes somos y cuántas preocupaciones inútiles nos rodean en este “primer mundo” y a mi regreso he sufrido el “shock” al ver cuánto somos capaces de derrochar, sólo con un poquito de nuestro bienestar seríamos capaces de evitar muertes, seríamos capaces de hacer iluminar de sonrisa el semblante de un niño, seríamos capaces de hacer más feliz a mucha más gente, no permitamos que quede en nuestra conciencia quedarnos de brazos cruzados.
No os olvidéis de colaborar, por poquito que sea, allá significa un tesoro, preguntadnos lo que queráis saber, y hacedlo con ilusión, con entrega, con AMOR.
¿Dónde está Camaná?
Camaná es un pequeño pueblo en el sur del Perú, en el estado de Arequipa. Se halla en la costa del Pacífico a muy pocos kilómetros de Chile y a 190 kilómetros de la ciudad de Arequipa que es la segunda en importancia en Perú, después de Lima.
¿Quién gestiona el Comedor?
El Comedor se halla enclavado dentro del convento de clausura en el Monasterio de la Santísima Trinidad de las religiosas carmelitas donde hay unas 15 monjas, 5 de ellas españolas que llegaron allá hace ahora casi ya 40 años, la Madre Eucaristía, la Madre Consuelo, la Madre Rosario, la Madre Pilar y la Madre Mª Jesús que os envían a todos sus saludos, y otras 10 monjas peruanas.
¿Quiénes son los beneficiados?
Unos 200 a 300 niños de edades comprendidas entre 3 y 14 años, cuyas familias viven en condiciones de extrema pobreza y que de otra forma se verían sin recursos para alimentar a sus hijos.
¿Por qué acuden al Comedor?
Normalmente acuden al Comedor después del colegio, sobre las 13.00 h. y a la hora de la cena, sobre las 18.00 h. Acuden allá porque no tienen dinero para comprar nada ya que el nivel de vida y el precio de los alimentos es muy similar a España.
¿Qué alimento se les da?
Se les ofrece normalmente un plato único pero abundante de comida con fruta y algún zumo o postre y agua. Las comidas suelen incluir mucha verdura, pasta, legumbres y algún bollito de pan.
¿Todo el dinero llega íntegramente allí?
Sí, el dinero llega directamente al Comedor de las religiosas carmelitas sin pasar por ningún intermediario y, según el dinero que llega, pues como yo digo se echa “más agua o más garbanzos”.
¿Qué mas puedo hacer yo desde aquí?
En estos momentos las religiosas me han hecho llegar alguna petición importante y urgente:
¿Cómo puedo colaborar más estrechamente con el proyecto?
Toda colaboración es poca. Contactar con la Congregación de Nuestra Sra. de los Ángeles.
Ahora puedes domiciliar tú donativo directamente en la Congregación.