“La Imagen de Nuestra Señora de los Ángeles […] habiéndose recibido día de la Concepción del año de 1610 años, martes” (A.H.D.G. Tercer Becerro, M. 6 – 3), es la primera referencia documental de nuestra Patrona.»
No se sabe quién la trajo ni de dónde, quien la esculpió, cuándo y por qué motivo. La gracia que tiene esta imagen es que ha perdurado, pasando por vicisitudes tan importantes como la Guerra de la Independencia, la Desamortización de Mendizábal y la Guerra Civil y no ha sufrido daños importantes sino sólo restauraciones e incorporaciones que dan mayor esplendor a esta imagen tan venerada y la configuran tal como la conocemos hoy.
La imagen de Nuestra Señora de los Ángeles es una escultura enteramente tallada y policromada que representa una Inmaculada Concepción cuya túnica es de color blanco, el manto azul y a sus pies se representan cabezas de angelitos. Posteriormente se le añadiría una luna a sus pies, un arco de rayos y una peana también con angelitos.
La auténtica medida de la Virgen, es decir, su talla, es de 105 cm; el resto son añadidos de siglos posteriores. El arco mide 160 cm de alto; la peana, del siglo XIX, mide 60 cm y la corona alrededor de 31 cm. Todo ello configura la imagen actual de la Virgen de los Ángeles con una altura total, desde la peana hasta el remate del arco, de 217 cm aproximadamente y una anchura de 114 cm.
Ya en el siglo XVIII, la talla de la Virgen de los Ángeles fue adornada para dar más relevancia a lo que representaba: la imagen de María, Madre de Cristo. Para ello fue revestida, tapando la talla, con telas que formaban su túnica y su manto; con pelo natural creando una peluca; con oro y plata para engalanarla con la corona, un arco, una media luna y joyas; convirtiéndola de esta manera en la Reina del Cielo.
Así ya en un inventario de 1722 consta “una media luna de plata con serafín de lo mesmo que pesa” y “una corona de plata dorada para sus festividades” (A.H.D.G., Libro de Cuentas de Nuestra Señora de los Ángeles, M.2 -ANG. 1).
En 1739 consta la realización de un “arco de plata y sobrecorona. Se declara que el cura propio de esta iglesia con intervención de dicho Don Manuel de Zapatero se desizo el arco de plata con raios, estrellas y piedras, que tenía la Imagen de Nuestra Señora, y con él y plata que se añadió se a echo nuevamente otro arco y sobrecorona, hermoso con ráfagas, ángeles y estrellas que según la fee de Juan López Sopuerta, tiene el peso dicho arco cinquenta y dos marcos castellanos de plata de ley, cuia obra hicieron Francisco Martín de Torres y Joseph Martínez de Estrada {maestros plateros, vecinos de Madrid} y se ajustó por dicho cura en onze mil novecientos y noventa y siete reales de vellón que se los pagaron de esta forma: tres mil novecientos y sesenta y tres reales que importó la plata del arco que tenía Nuestra Señora” ( A.H.D.G., Libro de Cuentas de Nuestra Señora de los Ángeles, M.2 -ANG. 1).
Este arco se conserva y es el que se utiliza en las grandes solemnidades; en su reverso consta esta inscripción: “Este arco y sobrecorona se hizo siendo cura propio de este lugar de Jetafe el Doctor D. Diego Santos Reolid” y “Fran. {Francisco} Torres y Joseph de Estrada le fecit 1739”.
En la parte superior del arco que cobija la corona, aparecen símbolos marianos: espejo, ciprés, torre, azucena o lirio, rosa, pozo, palmera y fuente.
En el siglo XX, se acordó que “la instalación eléctrica del arco de la Santísima Virgen, en vista de lo deteriorada de la misma, se procediese a hacer una nueva instalación desmontable a fin de que pudiese guardarse después de la fiesta” [18/7/1949].
La Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles posee dos arcos de plata uno antiguo, posiblemente del siglo XVII y el referido anteriormente de 1739. En el siglo XX son restaurados y darles a cada uno su uso: “la necesidad de reparar el arco bueno de la Santísima Virgen por encontrarse en él numerosos desperfectos y a la vez el arreglo del viejo que se encontraba muy deteriorado en una de nuestras salas del Hospital de San José, aprobándose la reparación de ambos, para que una vez efectuado fuese colocado el antiguo a nuestra Excelsa Patrona durante su estancia en la Ermita y guardado convenientemente el nuevo que sólo sería colocado a Nuestra Santísima Virgen los días de su Función” [17/10/1949]. Al año siguiente se encuentra “ya realizada la restauración del arco antiguo, en el que se ha dejado uno de los varios impactos que produjo el proyectil de artillería, que penetrando por el camarín, hizo explosión en la guerra de liberación de 1936 y del que milagrosamente salió indemne nuestra Santísima Virgen, acordando fuese grabado el hecho en una plaquita que ha sido colocada para ello, en el dorso del arco” [6/3/1955].
En cuanto al arco de 1739, se realiza la “reparación del arco bueno y piedras brillantes para el mismo” con el coste de 2.100 pesetas [1950/1951].
Pero no serían estos los últimos añadidos a la talla, ya que en el siglo XIX, se la adorna con un pedestal plateado con imágenes de angelitos en madera policromada. Este pedestal debió ser añadido a la imagen entre los años 1848 y 1876 ya que en la litografía de 1848 este pedestal no aparece y, sin embargo, en la que se conserva de la Imagen sobre el carro triunfal del litógrafo Urrabieta (1876) aparece ya con la mencionada peana.
Pero esta talla ha sufrido restauraciones a lo largo de toda su veneración, así ya en la visita de 1775, “tubo de coste el retocar a Nuestra Señora, dorado y pintado de la túnica todo según recibo de Ramón Melero, dorador y vecino de Madrid” (A.H.D.G., Libro de Cuentas de Nuestra Señora de los Ángeles, M.2 -ANG. 2) y en la visita de 1816, consta la “compostura de la imagen. Item se abonan quinientos veinte y uno real que según recibo presentado ha tenido de coste la compostura en carazón {?} y ojos nuevos a la imagen de Nuestra Señora con la conducción del escultor” (A.H.D.G., Libro de Cuentas de Nuestra Señora de los Ángeles, M.2 -ANG. 2).
En el siglo XX se realizan tres restauraciones a la Imagen.
1.- En 1940, se pide “que se encomiende a un artista competente las reparaciones y retoques necesarios en la Imagen” [18/3/1940]. “Pero dado los escasos fondos que hoy tiene por los muchos gastos que se han originado y los pocos recursos con que cuenta, acuerda se le entreguen dos mil pesetas, corriendo de su cuenta la restauración de la Imagen y angelitos de la Carroza” [11/10/1940]. “Por lo que la Congregación tendrá que abonar según lo acordado la restauración de la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, Santa Fe y angelitos, cuyo importe asciende a pesetas, dos mil trescientas, y se autoriza al tesorero para su pago” [6/12/1940].
2.- De 1955 a 1958 “Se puso en conocimiento algunas de las reparaciones que van a efectuarse, entre ellas el retocado de la cara de la Santísima Virgen por estar muy baja de color” [27/3/1955] y “se acordó la restauración de algunos desperfectos en la Sagrada Imagen” [22/9/1957] y finalmente se hace referencia a “que había quedado terminada la restauración de la Santísima Virgen” [6/3/1958] con el “ Importe de su restauración así como de la peana 2300,00 pesetas” [1957/58].
3.- Aunque en 1980 se tenían previsto unos “presupuestos dados por los restauradores, Señores Cruz Solís para la restauración total de la imagen de la Virgen […] y asciende a 130.000 pesetas” [6/5/1980]; no es hasta 1982 cuando “el Hermano Mayor, propuso la consideración de […] llevar a cabo la restauración de la imagen de la Santísima Virgen que desde hacía bastante tiempo se venía intentando por los mismos restauradores que lo hicieron con la carroza y que ahora estaban disponibles […] y en el caso de la Santísima Virgen tenía grietas y estaba rozada la cara y las manos, así como la peana está muy deteriorada. Tras larga deliberación se acordó efectuarlo en dos fases, pues se estimaba en dos meses su terminación, “empezándose por la peana que se sustituirá en el camerino por una tarima forrada y poder de esta forma tener expuesta a la Santísima Virgen el mayor tiempo posible y efectuar en esta primera fase una prueba de todas las capas de pintura o barniz que tiene en sí la Sagrada Imagen y determinar a la vista de los resultados si se descubrían estas sucesivas capas o bien se daba una nueva”[20/1/1982]. Y así ya “el Hermano Mayor pone en conocimiento que el 16 de febrero pasado iniciaron los restauradores su trabajo efectuando la separación de la peana y observándose que la figura de la Virgen por su parte baja-inferior estaba astillada y por tanto también la arreglarían, estando actualmente con los trabajos de la peana” [3/3/1982]. Esta restauración finaliza en este año, quedando la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles como hoy la veneramos.
La talla de Nuestra Señora de los Ángeles está vestida de los colores simbólicos de la Inmaculada Concepción que son el color blanco de la túnica y el azul del manto. El color blanco significa la pureza de María y el azul su inmortalidad o su asunción en cuerpo y alma al cielo. A ello se unen los símbolos que la rodean y que aparecen en el Apocalipsis de San Juan: “Apareció en el cielo una señal grande, una mujer envuelta en el sol, con la luna bajo sus pies y sobre la cabeza una corona de doce estrellas” [Apocalipsis XII,1].
La Virgen del Apocalipsis está embarazada, lleva dentro a su hijo Jesucristo que representa el sol y de Ella sale la brillantez de este astro que lleva dentro, es lo que refiere el “estar vestida de sol”. Esta brillantez es representada por el arco que la rodea con ráfagas y rayos. La Virgen lleva la luna a sus pies, porque Ella representa el otro astro que rige nuestra vida pero que es menos importante que el sol. Además en el Cantar de los Cantares [VI, 10] es definida como: “¿Quién es ésta que se levanta como la aurora, hermosa cual la luna, resplandeciente como el sol?”.
Nuestra Señora de los Ángeles lleva sobre su cabeza coronas de doce y de 26 estrellas, que es el múltiplo de doce más dos [12+12+2]. El doce es número perfecto, así doce son las tribus de Israel, los apóstoles,…
Otro de los símbolos son sus manos juntas en actitud de rezar y la peana de nubes con angelitos, que intentan elevarla hacia el cielo o mantenerla ya en él, que representa la advocación de nuestra más venerada Imagen en Getafe: Nuestra Señora de los Ángeles.